Noticia02/12/2024

Cáritas anima a cuidar a quienes viven en la soledad, el dolor o la pobreza porque “Navidad también es estar cerca de quien nos necesita”

Cáritas lanza su campaña en un contexto social marcado por la desesperanza

La Navidad marca un punto de inflexión en nuestras vidas más allá de las creencias religiosas. El marketing navideño visible desde hace varios días, y la explosión de bondad y generosidad que se ha movilizado frente a la DANA, nos sitúan en un tiempo de Navidad anticipado. Sin hacernos del todo conscientes, hemos sido testigos del nacimiento de Dios en cada brote de donación, de entrega y de solidaridad.

Los cristianos celebramos que Dios nace y sigue naciendo en medio de nuestra realidad, sea cual sea, como uno más de nosotros, y nos muestra su amor incondicional a través de millones de gestos que anuncian vida y esperanza para la humanidad. En este tiempo, Cáritas lanza su tradicional campaña con el lema “Navidad también es estar cerca de quien nos necesita”. Con este mensaje, Cáritas quiere recordar que, cuando expresamos cercanía y cuidado a quienes más lo necesitan, hacemos posible el milagro de la Navidad.

Se trata de una invitación universal para creyentes y no creyentes porque ante el dolor, la pobreza y el sufrimiento humano todas las personas tenemos capacidad de inquietarnos y de conmovernos.

Somos conscientes de que vivimos tiempos complejos en los que se hace difícil mantener la esperanza a flote. La tragedia causada por la DANA nos duele; la amenaza del olvido ante el caos provocado a tantas familias por las inundaciones planea sobre nuestras conciencias; las guerras en Ucrania y Gaza nos desasosiegan, quizás con más intensidad que otros conflictos por la cercanía; el éxodo de personas cada vez más jóvenes que llegan a nuestras islas y costas nos desarman las respuestas; la desesperación de no tener vivienda, ni trabajo, ni perspectiva de un futuro digno que viven tantas personas y, en especial, los jóvenes de nuestro país, ahogan de impotencia nuestro anhelo de esperanza, y pueden convertir esta Navidad en una auténtica “cuesta de enero”.

Sin embargo, la labor que realiza Cáritas a través de todas las personas que participan de miles de formas en todos sus proyectos e iniciativas, dan fe de que la esperanza es el horizonte que nos salva de la mediocridad, la indiferencia o la impotencia ante el dolor que no podemos evitar y apenas restaurar.

Se trata de una esperanza activa y comprometida que se conjuga con tres verbos: estar, permanecer y acompañar. Son tres acciones que nos sitúan en la lógica de un Dios que se hace presente en pleno siglo XXI, de la misma forma que lo hizo hace más de 2.000 años: en el lugar de los márgenes, en la oscuridad de la pobreza y la impotencia, en la sombra de lo que parece no importarle a nadie.

Vivamos esta Navidad no porque toca, sino porque tenemos una nueva oportunidad para hacer posible la esperanza que nace del amor gratuito y generoso del que estamos hechos.

La generosidad de la sociedad abre camino a la esperanza

En Navidad no sólo se consume más, sino que también se comparte mucho más. La Campaña de Navidad es, junto a la del Día de Caridad (Corpus Christi), una de las dos ocasiones del año en las que Cáritas lanza a la sociedad una invitación expresa a la colaboración económica para sostener el trabajo que realizan las 70 Cáritas Diocesanas de todo el país.

La colaboración privada es uno de los pilares que permiten a Cáritas llevar a cabo su misión y estar cerca de las personas que más lo necesitan, las personas en situación de mayor pobreza y vulnerabilidad dentro y fuera de nuestro país. Esto es posible gracias a la generosidad de socios, donantes y colaboradores privados que han aportado más medio millón de euros a Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz., mientras que se han superado los 300 millones de euros en donativos a Cáritas a nivel nacional.

Este apoyo nos ayuda a transformar la pobreza en oportunidades y convertir la esperanza en iniciativas concretas que proyectan cercanía y cuidado hacia las personas.

Aprovechemos la oportunidad de vivir una Navidad mejor, más cercana a quienes nos necesitan, más generosa y solidaria, porque quizás sea la única forma de construir y hacer real la esperanza.

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